Susy Dembo, si bien nació en Austria es una artista venezolana
protagonista de la historia del grabado y el esmalte de este país. Comienza sus
exposiciones personales en 1960 en la Galería el Muro, las continúa hasta bien entrada
la década de los noventa, mientras que desde 1960 a 1965 participó en el
Salón Oficial de Arte del Museo de Bellas Artes
de Caracas, y continuó participando en muestras colectivas hasta 2008. El
grabado ha sido para ella pilar fundamental en su desarrollo plástico, lo mismo
que la cerámica y el esmalte, disciplinas artísticas en las que ha
experimentado hasta llegar hasta sus holografía de los últimos años, dedicados
también a la pintura. Los temas abordados a lo largo de años de intensa
actividad han sido muchos y variados, pues la fertilidad imaginativa de Susy la
ha llevado por senderos de la literatura, de la iconografía judaica, la poesía,
la música hasta la exuberancia de la naturaleza tropical. La calidad de la obra
gráfica de esta artista es indiscutible por ser pionera en nuevas formar de
abordar las técnicas del grabado.
Diosas y árboles, variaciones sinfónicas sobre un mismo tema, son las
preocupaciones representacionales de la pintura de Susy Dembo, obra que le ha ocupado
los últimos años de su trabajo creativo en completa libertad. Con brillantes profusión
de matices de rojos, anaranjados, verdes, amarillos, y en extraordinaria
simbiosis con láminas de oro, monedas antiguas, perlas de vidrio, fotos de
revistas, signos Mayas, sobre madera o tela, la artista estructura un
misterioso collage pictórico cargado de profundo valor simbólico, los títulos de
cada pintura son más que elocuentes: La Diosa de la Misericordia
(2009), Diosa del Ávila y Diosa de la Alquimia (2006), Todo lo que más quiero (2009) y Reina de la noche, inspirada en “La Flauta Mágica” de
Mozart.
Diosas-Mujeres o Mujeres-Diosas, siempre anónimas, miran directamente al
espectador para narrarle una historia transformadora de vidas hacia nuevas
vidas en trascendencia perdurable. Siempre ocupando el primer plano y en
composición piramidal, la figura principal se adueña de la superficie del
soporte y desde esta posición comanda los demás elementos que la rodean en
contexto barroco y atmósfera fantástica. En cada una de estas pinturas habita un
espíritu místico de lo femenino y lo masculino que conduce a las figuras de
Shacti y Buda. Sostenidas por el árbol, elemento ecológico que las aferra a la
tierra, representan el amor, la transformación y la magia del Ser Espiritual. Para
la artista, son semillas de su vida, de su estructura familiar, de los seres
que ama, los que existen y los que ya no existen.
Susy habita un universo propio, busca lo ancestral y todo aquello que
habita dentro y fuera del hombre universal como representación de una
cosmogonía existencialmente mística. Lo que se aprecia hoy en su pintura es la
consecuencia de su trabajo en diferentes medios artísticos iniciado en los años
sesenta, por los que ha obtenido reconocimiento, especialmente en la especialidad
del grabado y el esmalte, antecedentes de sus colografías actuales, obra densa
y compleja en la que una vez más la artista se permite la experimentación con
diversos materiales, elementos orgánicos y no orgánicos. A partir de
procedimientos inventados en
absoluta libertad, pero siguiendo técnicas tradicionales de la obra gráfica,
pone a funcionar un sistema ecológico de su elección y serán, entonces, aquello
que rodea su vida diaria lo que va a servirle de inspiración “ecológica: avena,
arroz, hojas secas, cebada, plumas y muchos otros que le lleven a lograr sus
propósitos plásticos. Así Susy Dembo
demuestra no haber abandonado su espíritu investigativo
en los valores visuales y plásticos de la obra de arte.
Caracas,
agosto 2010
Doctora
en Historia del Arte de la Sorbona, Paris.
Crítica e investigadora de arte
latinoamericano.
Curadora y docente. Presidenta de Honor de AICA Internacional
Paris.
Presidenta
de AICA Capítulo Venezuela.
Texto del catálogo de la exposición de Susy Dembo en la Galería Durbán,
Caracas, organizada por Bélgica Rodríguez.