Susy Dembo en Florencia, Italia |
"Y de alguna manera cuando tú vuelves al lugar donde has nacido,
hay algo, un olor, un sentido, aunque haya sido malo el Holocausto,
que hace que tú sientas que perteneces a ese sitio.
Recordaba cosas buenas y malas, pero me gustaba la ciudad".
S.D.
Susy Dembo,
artista venezolana nacida en Viena, es parte de esa pequeña
constelación de estrellas de las artes plásticas que ha trascendido las
fronteras de Venezuela, recibiendo reconocimientos como el Premio Internacional por la Incisión en Biella, Italia.
Su segunda exposición individual se
realizó en Madrid en 1966 y a partir de ese momento su arte no ha dejado
de recorrer el mundo: exposiciones en París, New York, Washington,
Berlín, Viena, Roma, Tel Aviv, El Cairo, Puerto Rico, Río de Janeiro,
Bogotá, Cali, Polonia, Inglaterra, Yugoslavia, Suiza... y por supuesto
Venezuela.
Representando con orgullo a su país
adoptivo participó en bienales y exposiciones en Suiza, Inglaterra,
Alemania, Francia, Polonia, Colombia, Puerto Rico…. Susy Dembo, artista multifacética, no descansa nunca. En 2004 publicó su libro de memorias “Golem de Praga”,
relato maravilloso de una mujer que conoció la bestialidad humana
siendo una niña y sin embargo nunca perdió su capacidad de amar.
Su corazón, cansado de tanto andar
pero lleno de juventud y de deseos, a veces le pide descanso y ése es el
único motivo por el que casi no realiza exposiciones individuales en
los últimos años. Pero mientras reposa no deja de crear ni de aprender
nuevas técnicas de grabado, pintura y collage. Sus nuevos cuadros, los
que se ven junto con esta entrevista, esperan pronto verse colgados en
una galería. El público de Susy también lo espera. Con ansias.
Susy Dembo en Zagreb |
Susy Dembo, niña, en el Barco Orbita, 1939 escapando de los nazis |
A los cinco años Susy Dembo
tuvo que dejar su país natal, Austria, debido al auge del nazismo, que
le quitó su patria y su nacionalidad. Llegó entonces a Bolivia, país que
ama porque le devolvió su condición humana. Allí vivió hasta la
adolescencia, cuando se radicó en Venezuela y se integró tan plenamente
que, escuchándola hablar, es imposible pensar que no es caraqueña. Esa
capacidad que tiene para asimilar acentos y culturas se refleja en su
obra y en su vida. En Susy no se ve el drama que le partió la infancia;
ella es alegre, inquieta, curiosa. Su obra tiene también estas
cualidades, unidas a un toque de magia y misterio.
Susy Dembo se inicia en la pintura en
1960. Dos años más tarde incursiona en el esmalte. En 1972 comienza a
realizar grabados y en 1988 incursiona en el vidrio. Su obra, sin
embargo, es una unidad, y quizá el secreto sea que todo lo hace con la
misma pasión y el mismo talento.
En su taller de Prados del Este en
Caracas, tomando té del Tíbet y comiendo exquisitos quesos venezolanos,
charlamos una mañana de sol bajo la mirada atenta de sus últimos
cuadros.
Diosa del Àvila, Susy Dembo 2010 |
- Susy ¿cómo fueron tus inicios?
- Yo empecé pintando piedras en el mar, como todas las locas, en el club
Puerto Azul. Las piedras eran muy bellas pero a la vez un poco
rupestres, así que busqué un taller de esmaltes y encontré el de
Francisco Porras, allí estudiaba cuando tenía plata y cuando no,
estudiaba en el Taller Libre de Arte. Fui una buena esmaltista y mis
esmaltes gustaron muchísimo. Pero después la inquietud me llevó, en el
año 1971, a estudiar grabado en la Universidad Simón Bolívar y con la Nena Palacios.
También estudié con Luis Chacón y muchos años más tarde con Candido
Millán aprendí la técnica del vidrio. Pero el grabado tomó prácticamente
quince años de mi vida.
- ¿Estudiando o realizándolos?
- Ambas cosas, porque tú no puedes hacer grabados sin estudiar, porque
es una técnica química perfecta. Si tú quieres una limpieza absoluta y
perfección, que me costó mucho adquirirla, tienes que hacerlo como Dios
manda, con una prensa, con una mesa de grabado, con todos los
utensilios, agua para remojar en una bañera, papel secante y todo lo
demás. Eso toma mucho tiempo.
- Quince años dedicada al grabado, en donde obtuviste grandes reconocimientos. ¿Cómo fue tu tránsito hacia la pintura?
- En realidad yo siempre pintaba. Estudié con Francisco y Pilar Aranda,
mis profesores españoles, y entonces lo que yo pintaba era bodegones
porque no tenía el conocimiento para hacer otra cosa. Ellos me dijeron
que los bodegones no eran suficientes, que ellos me veían a mí la figura
humana. Pero yo no quise incursionar en esa área, porque es muy difícil
y yo no quería arriesgarme. Entonces seguí con el esmalte y los
bodegones, paisajes del Ávila. Pero después me dediqué por completo al
grabado y no pinté más ni tampoco seguí haciendo esmalte.
- Te enamoraste del grabado.
- Sí, porque es alquímico, es mágico y es oscuro y tú tienes que trabajar muy duro para tener una satisfacción y siempre es, para mí, muy misterioso. Es como trabajar en un taller en el Siglo XVI.
- Pero volviste a la pintura haciendo unas espectaculares mujeres doradas, adornadas con piedras y otros elementos, que expusiste en 1995 en la Alianza Francesa de Caracas causando gran impacto. ¿De dónde surgen estas mujeres?
- De un viaje que hice por Egipto en 1990. Antes de irme yo ya trabajaba con colores dorados, pero cuando estuve allí y vi las figuras planas, esas mujeres que miraban, esos faraones que observaban, quedé fascinada y empecé a pintar esas mujeres. Egipto me inspiró, me dio el color, la parte frontal de la pintura, porque en Egipto las figuras se ponen de medio lado y a mí me encantó eso, entonces compré allí las pinturas, las piedras e hice no sólo cuadros sino también muchos grabados. Y en 1998 tuve la dicha de exponerlos en la Bienal de Grabado que se hizo en El Cairo.
- Y leo en las reseñas que tuviste un gran éxito.
- Sí, fue un momento muy emocionante de mi vida. Con las pinturas pasó lo mismo, porque nunca se había visto en Caracas un trabajo igual, no digo, por supuesto, que yo las inventé, que nadie había pintado algo así, pero estas mujeres salieron de adentro, no eran una copia de las figuras egipcias, sólo estaban inspiradas en ellas y cuando las enseñé la gente se quedó sorprendida, porque era una pintura diferente. Algunos de los cuadros tenían luz, que giraba cuando la prendías. Yo pensé que iba a vender mucho, pero no fue así, muy cordialmente me compró un cuadro el Embajador de Francia, el Agregado Cultural, el Director de la Alianza y vendí dos o tres cuadros más. Así que me traje el resto de los cuadros a mi taller y el día que los terminé de embalar para guardarlos, me llamó una coleccionista y me compró la colección completa, quince cuadros, a la semana de haber clausurado la exposición.
- Fue tu consagración como pintora, la exitosa grabadora también era una excepcional pintora.
- Pero yo no me sentía segura de mi técnica. Esa seguridad la adquirí a partir de 1999, cuando por motivos de salud tuve que permanecer en Nueva York durante siete semanas. Entonces conocí el taller de un profesor del MOMA, que alquila espacios para que los artistas trabajen, y ahí empecé a mejorar rápidamente con la pintura, yo veía como cada día estaba mejor y mejor porque pintaba con placer todos los días, ocho y diez horas. El ambiente allí es muy enriquecedor, hay muchos artistas, algunos muy reconocidos, y modelos desnudas. Desde entonces todos los años voy a Nueva York y pasó dos meses pintando en el taller. El profesor pasa por tu lado y de repente te hace algún comentario, tú lo acatas o no.
- Te enamoraste del grabado.
- Sí, porque es alquímico, es mágico y es oscuro y tú tienes que trabajar muy duro para tener una satisfacción y siempre es, para mí, muy misterioso. Es como trabajar en un taller en el Siglo XVI.
- Pero volviste a la pintura haciendo unas espectaculares mujeres doradas, adornadas con piedras y otros elementos, que expusiste en 1995 en la Alianza Francesa de Caracas causando gran impacto. ¿De dónde surgen estas mujeres?
- De un viaje que hice por Egipto en 1990. Antes de irme yo ya trabajaba con colores dorados, pero cuando estuve allí y vi las figuras planas, esas mujeres que miraban, esos faraones que observaban, quedé fascinada y empecé a pintar esas mujeres. Egipto me inspiró, me dio el color, la parte frontal de la pintura, porque en Egipto las figuras se ponen de medio lado y a mí me encantó eso, entonces compré allí las pinturas, las piedras e hice no sólo cuadros sino también muchos grabados. Y en 1998 tuve la dicha de exponerlos en la Bienal de Grabado que se hizo en El Cairo.
- Y leo en las reseñas que tuviste un gran éxito.
- Sí, fue un momento muy emocionante de mi vida. Con las pinturas pasó lo mismo, porque nunca se había visto en Caracas un trabajo igual, no digo, por supuesto, que yo las inventé, que nadie había pintado algo así, pero estas mujeres salieron de adentro, no eran una copia de las figuras egipcias, sólo estaban inspiradas en ellas y cuando las enseñé la gente se quedó sorprendida, porque era una pintura diferente. Algunos de los cuadros tenían luz, que giraba cuando la prendías. Yo pensé que iba a vender mucho, pero no fue así, muy cordialmente me compró un cuadro el Embajador de Francia, el Agregado Cultural, el Director de la Alianza y vendí dos o tres cuadros más. Así que me traje el resto de los cuadros a mi taller y el día que los terminé de embalar para guardarlos, me llamó una coleccionista y me compró la colección completa, quince cuadros, a la semana de haber clausurado la exposición.
- Fue tu consagración como pintora, la exitosa grabadora también era una excepcional pintora.
- Pero yo no me sentía segura de mi técnica. Esa seguridad la adquirí a partir de 1999, cuando por motivos de salud tuve que permanecer en Nueva York durante siete semanas. Entonces conocí el taller de un profesor del MOMA, que alquila espacios para que los artistas trabajen, y ahí empecé a mejorar rápidamente con la pintura, yo veía como cada día estaba mejor y mejor porque pintaba con placer todos los días, ocho y diez horas. El ambiente allí es muy enriquecedor, hay muchos artistas, algunos muy reconocidos, y modelos desnudas. Desde entonces todos los años voy a Nueva York y pasó dos meses pintando en el taller. El profesor pasa por tu lado y de repente te hace algún comentario, tú lo acatas o no.
Susy y su marido Jack Dembo |
- ¿En qué estás trabajando ahora?
- En una serie nueva. Tengo doce o tres cuadros para la próxima exposición y esta serie me tiene muy entusiasmada.
- ¿De dónde nace la inspiración?
- Yo ando siempre por la calle con una libreta encima. Cuando algo me impresiona lo escribo y cuando llego a casa me pongo a pintar sobre esa impresión.
- En una serie nueva. Tengo doce o tres cuadros para la próxima exposición y esta serie me tiene muy entusiasmada.
- ¿De dónde nace la inspiración?
- Yo ando siempre por la calle con una libreta encima. Cuando algo me impresiona lo escribo y cuando llego a casa me pongo a pintar sobre esa impresión.
- En 1995 realizaste tu primera exposición individual en Viena
invitada por el gobierno austríaco, que también te devolvió la
nacionalidad. ¿Cómo te sentiste exponiendo en tu país natal después de
haber sido expulsada de allí por el nazismo?
- Muy feliz. Yo soy judía y el gobierno de Austria decidió homenajear a artistas austríacos judíos que no habíamos pasado por campos de concentración, pero que habíamos tenido que dejar Austria. Fue una experiencia maravillosa, iba gente de las escuelas a preguntarme cómo hacía los grabados, me trataron muy bien y se vendió todo. Y de alguna manera cuando tú vuelves al lugar donde has nacido, hay algo, un olor, un sentido, aunque haya sido malo el Holocausto, que hace que tú sientas que perteneces a ese sitio. Recordaba cosas buenas y malas, pero me gustaba la ciudad. Ellos son esotéricos, la nueva generación es new age, es maravillosa, jóvenes creativos y preocupados por los derechos humanos.
- Te reconciliaste con tu país de origen.
- No puedo olvidar. Pero ya no me importa. Yo no tengo rabia. No olvido lo que me hicieron pero me siento bien allá. Y ellos lo entienden, que no pueda olvidar. Me gusta la música, el arte, lo que hablan. Ahora, cuando veo los campos de concentración no me gustan.
- Viviste en Bolivia desde los siete a los catorce años, ¿qué recuerdas de aquella época?
- Fue bellísimo porque me imagino que es como vivir en el Tíbet, aislados por la altura. Erramos muy pobres y quizá por eso apreciáramos tanto todo lo que Bolivia nos ofrecía, que era también un país muy pobre pero que tenía, como Venezuela, una belleza natural fuera de serie y un cambio de atmósfera impresionante. Había comida suficiente, había cine todas las semanas, pero si tú me preguntas cómo era mi ropa, yo te respondo que era humilde, pero mi casa era bella porque mi padre quería vivir bien. Allí comencé mi relación con los pintores, pero yo no pintaba, bailaba zapateo americano y también bailaba con las cholas, me gustaba mucho la música indígena. Me iba con mi padre a la cima de la montaña con las indias y los indios, y a veces encontrábamos piezas arqueológicas, pero ellos no iban buscando eso, ellos iban en una búsqueda espiritual que entonces yo no entendía. Pero me gustaba mucho meterme en la casa de los indios y nunca hubo diferencia entre ellos y nosotros, que éramos rubiecitos y de ojos azules.
- Susy, ¿no has pensado en hacer una fundación que lleve tu nombre para preservar tu obra?
- No, eso le corresponderá a mis hijas, si quieren. Yo lo que quiero es donar mis cosas a una fundación, pero voy a esperar que pase la crisis venezolana, porque en las crisis una se vuelve muy sentimental y de repente entrega las cosas a personas que no saben recibirlas. Yo quiero donar todas las herramientas para hacer grabados, hornos de esmalte, hornos de vidrio, cuadros, material de trabajo, para los chicos y las chicas de Venezuela que no tienen dinero para comprarlos.
- ¿Cómo te sientes en estos momentos de tu carrera artística?
- Ahora siento que va a ser el mejor momento de mi vida. No es fácil pintar, pero mis cuadros están saliendo como churros y me encanta lo que hago, puedo pasarme horas aquí.
- ¿Una obra tiene una tiempo determinado de creación?
- Para mí no. Este (señala un cuadro) me tomó tres semanas. Este otro (señala otro cuadro) me tomó cinco años y nunca lo terminé. Pero ayer le vi los ojos a la mujer y sentí que ahora la puedo terminar. Termino un cuadro e inmediatamente comienzo otro. Pero no puedo pintar dos cuadros al mismo tiempo.
- ¿Alguna vez imaginaste que ibas a recibir tanto reconocimiento por tu trabajo?
- No. Yo lo hacía porque me encantaba pero nunca miraba hacia el futuro. Yo iba día a día. Hasta que se me presentó la oportunidad de hacer la primera exposición. A partir de ahí no paré. Me siento muy contenta con los reconocimientos y tengo una frase: premio es premio. No importa si es el primero o el tercero.
- ¿Estás orgullosa de lo que lograste?
- Siento que podría haber hecho más. Que debería trabajar más y es lo que estoy haciendo ahora. Ahora quiero aprender más de computación, a trabajar con Photo Shop para incorporarlo a mis cuadros. También estoy estudiando mitología y alquimia.
- Sigues ávida de conocimientos.
- Siempre tengo interés por todo.
- Es por eso que te mantienes tan joven.
- Yo diría que esa es la única forma... de llegar bien a vieja.
- Muy feliz. Yo soy judía y el gobierno de Austria decidió homenajear a artistas austríacos judíos que no habíamos pasado por campos de concentración, pero que habíamos tenido que dejar Austria. Fue una experiencia maravillosa, iba gente de las escuelas a preguntarme cómo hacía los grabados, me trataron muy bien y se vendió todo. Y de alguna manera cuando tú vuelves al lugar donde has nacido, hay algo, un olor, un sentido, aunque haya sido malo el Holocausto, que hace que tú sientas que perteneces a ese sitio. Recordaba cosas buenas y malas, pero me gustaba la ciudad. Ellos son esotéricos, la nueva generación es new age, es maravillosa, jóvenes creativos y preocupados por los derechos humanos.
- Te reconciliaste con tu país de origen.
- No puedo olvidar. Pero ya no me importa. Yo no tengo rabia. No olvido lo que me hicieron pero me siento bien allá. Y ellos lo entienden, que no pueda olvidar. Me gusta la música, el arte, lo que hablan. Ahora, cuando veo los campos de concentración no me gustan.
- Viviste en Bolivia desde los siete a los catorce años, ¿qué recuerdas de aquella época?
- Fue bellísimo porque me imagino que es como vivir en el Tíbet, aislados por la altura. Erramos muy pobres y quizá por eso apreciáramos tanto todo lo que Bolivia nos ofrecía, que era también un país muy pobre pero que tenía, como Venezuela, una belleza natural fuera de serie y un cambio de atmósfera impresionante. Había comida suficiente, había cine todas las semanas, pero si tú me preguntas cómo era mi ropa, yo te respondo que era humilde, pero mi casa era bella porque mi padre quería vivir bien. Allí comencé mi relación con los pintores, pero yo no pintaba, bailaba zapateo americano y también bailaba con las cholas, me gustaba mucho la música indígena. Me iba con mi padre a la cima de la montaña con las indias y los indios, y a veces encontrábamos piezas arqueológicas, pero ellos no iban buscando eso, ellos iban en una búsqueda espiritual que entonces yo no entendía. Pero me gustaba mucho meterme en la casa de los indios y nunca hubo diferencia entre ellos y nosotros, que éramos rubiecitos y de ojos azules.
- Susy, ¿no has pensado en hacer una fundación que lleve tu nombre para preservar tu obra?
- No, eso le corresponderá a mis hijas, si quieren. Yo lo que quiero es donar mis cosas a una fundación, pero voy a esperar que pase la crisis venezolana, porque en las crisis una se vuelve muy sentimental y de repente entrega las cosas a personas que no saben recibirlas. Yo quiero donar todas las herramientas para hacer grabados, hornos de esmalte, hornos de vidrio, cuadros, material de trabajo, para los chicos y las chicas de Venezuela que no tienen dinero para comprarlos.
- ¿Cómo te sientes en estos momentos de tu carrera artística?
- Ahora siento que va a ser el mejor momento de mi vida. No es fácil pintar, pero mis cuadros están saliendo como churros y me encanta lo que hago, puedo pasarme horas aquí.
- ¿Una obra tiene una tiempo determinado de creación?
- Para mí no. Este (señala un cuadro) me tomó tres semanas. Este otro (señala otro cuadro) me tomó cinco años y nunca lo terminé. Pero ayer le vi los ojos a la mujer y sentí que ahora la puedo terminar. Termino un cuadro e inmediatamente comienzo otro. Pero no puedo pintar dos cuadros al mismo tiempo.
- ¿Alguna vez imaginaste que ibas a recibir tanto reconocimiento por tu trabajo?
- No. Yo lo hacía porque me encantaba pero nunca miraba hacia el futuro. Yo iba día a día. Hasta que se me presentó la oportunidad de hacer la primera exposición. A partir de ahí no paré. Me siento muy contenta con los reconocimientos y tengo una frase: premio es premio. No importa si es el primero o el tercero.
- ¿Estás orgullosa de lo que lograste?
- Siento que podría haber hecho más. Que debería trabajar más y es lo que estoy haciendo ahora. Ahora quiero aprender más de computación, a trabajar con Photo Shop para incorporarlo a mis cuadros. También estoy estudiando mitología y alquimia.
- Sigues ávida de conocimientos.
- Siempre tengo interés por todo.
- Es por eso que te mantienes tan joven.
- Yo diría que esa es la única forma... de llegar bien a vieja.
Susy Dembo se ríe y los ojitos le
brillan como a una niña feliz, su rostro se ilumina como el de una
adolescente. Entonces pienso que su alegría de vivir y sus ganas de
seguir aprendiendo nunca le darán paso a la vejez. No, Susy, nunca serás
vieja. Aunque tu paso sea más lento por la enfermedad, la vejez nunca
llegará a ti. Seguirán llegando los años, eso sí, para alegría de todas y
todos los que tenemos la dicha de conocerte.
© viviana marcela iriart
Caracas, 2004
Cuadros: © Susy Dembo
Actualizada con fotos en 2010/13
Entrevista publicada en:
Escritoras Unidas y Compañía (Argentina)
Agulha Hispánica (Brasil)
Letras (Uruguay)
Pincha para ver la exposición virtual La Maga
Trayectoria Artística de Susy Dembo
Arbol de la Magia. Susy Dembo 2010 |
Exposiciones Individuales
1965 Galería El Muro, Caracas, Venezuela.
1966 Galería El Bosco, Madrid, España.
1968 Galería y Oficina de Turismo de Venezuela, New York. USA.
1973 Galería Maison Bernard, Caracas, Venezuela.
1975 Galería Maison Bernard, Caracas, Venezuela.
1977 Galería Cruz del Sur, Caracas, Venezuela.
1979 Galería Durban, Barquisimeto, Venezuela.
1980 Galería Consulado de New York, USA.
1982 Galería Venezuela y Museo de Arte Contemporáneo, Bogotá, Colombia.
1983 Semblanzas de Bolívar. Museo de Bellas Artes, Caracas, Venezuela.
1988 Lo Oculto en el Arte. Galería Siete Siete, Caracas, Venezuela.
1989 Gravura. Galería Venezuela, Galería Botaforo. Río de Janeiro, Brasil.
1991 Museo de La Américas. Tracing the Other OEA. Washington D.C
1995 Wie Weit Ist Wien. Junge Kunst Werkstart, Galería Prieler Hoschek,
Marzo, Viena, Austria.
1995 Detrás del Biombo Mágico de Luz, Caracas, Venezuela.
2004 Publica el “Golem de Praga”, Librería El Buscón. Caracas, Venezuela
2011 Galería Durbán: Susy Dembo Grabado y Pintura", Caracas.
2013 Museo Kern: "Susy Dembo y los Misterios del Grabado", Caracas.
Kuan Yin, Diosa de la misericordia china. Susy Dembo 2010 |
Exposiciones Colectivas
1960-1965 Salón Oficial del Museo de Bellas Artes, Caracas, Venezuela.
1965 Galería el Techo de la Ballena, Caracas, Venezuela.
1972-1983 Salón Michelena. Valencia, Venezuela.
1977 Galería Cuarta. Roma, Italia.
1979 Salón Artes del Fuego, Valencia. Venezuela.
1979 Galería Nuevo Espacio. Maracaibo, Venezuela.
1979 Exposición AVAP, Caracas, Venezuela.
1985 Gráfica de Venezuela. Librería del Museo de Arte Moderno. New York.
1987 Gráfica de Venezuela. Embajada de Venezuela en París, Francia.
1987 Gráfica de Venezuela, Tel-Aviv, Israel.
1989 Bienal de Grabado. San Juan de Puerto Rico, Puerto Rico.
1992 Bienal de Grabados de Barquisimeto, Venezuela.
1995 Bienal de San Juan, Puerto Rico.
1995-2000 Diversas Exposiciones colectivas de grafica.
1998 Latinoamerica en Huella. CAF. Corporación Andina de Fomento.
Caracas, Venezuela
2000 Mascaras para una sonrisa. Unión Israelita de Caracas.
2003 Primer salón de Arte Hebraica. Subasta.Caracas
2004 Salon de Arte Hebraica. Subasta. Caracas
2003 Subasta a beneficio de Investigación del Cáncer. Embajada de Canadá.
Caracas
2004 Subasta a beneficio de Investigación del Cáncer. Embajada de Canadá.
Caracas
2004 Exposición de grabado. Oficina Cultural Mexicana. Washington D.C
2004 Exposición de miniaturas TAGA Caracas, Venezuela
2004 Asociación Humboldt. Wie Weit Ist Wien. Caracas, Venezuela
2006 Centro de Bellas Artes. Colectiva de Grabado. Maracaibo, Venezuela
2006 Salón de Arte Hebraica. Caracas, Venezuela
2008 Salón de Arte Hebraica. Caracas, Venezuela
Lo que amo. Susy Dembo 2010 |
Representa a Venezuela en
1977 Primer Salón Nacional de Grabado, Maracaibo, Venezuela.
1977 Bienal de Grabado Latinoamericano, Maracaibo, Venezuela.
1978 Salón de Agosto, Museo de Arte Contemporáneo de Colombia, Bogotá,
Colombia.
1979 Venezuela en la UNESCO, París, Francia.
1979 Bienal de Gráfica, Polonia.
1981 Quinta Bienal de Grabado Latinoamericano, San Juan, Puerto Rico.
1981 Cuarta Bienal de Artes Gráficas, Cali, Colombia.
1982 World Print Show, Bedford. Yorkshire, Inglaterra.
1982 Segunda Bienal de Artes Grabado Latinoamericano, Maracaibo,
Venezuela.
1983 Sexta Bienal de Grabado, San Juan, Puerto Rico.
1983 Decimoquinta Bienal Internacional de Arte Gráfico, Ljubljana,
Yugoslavia.
1984 Intergraphic, Berlín, Alemania.
1985 Décima Trienal Internacional de Pintura Gráfica, Grenchen, Suiza.
1985 Artistas por Venezuela. Amnistía Internacional. Texto de Martín Luther
King, Jr.
1985 VII Bienal de San Juan. Grabado Latinoamericano y del Caribe, San
Juan, Puerto Rico.
Arbol del Amor. Susy Dembo 2010 |
Premios y Menciones
2000 Reconocimiento de ALCALDIA de BARUTA Caracas, Venezuela
1998 Mención Honorífica (pintura). Fundación Salón del Museo
del Orinoco. Ciudad Bolívar. Venezuela
1992 Mención de Honor en Primera Bienal de Miniaturas de IPOSTEL,
Caracas, Venezuela.
1987 Premio Internacional por la Incisión, Biella, Italia.
1982 Segundo premio, Segundo Bienal de Grabado Latinoamericano,
Maracaibo, Venezuela.
1979 Premio Bernardo Rubinstein. Salón Arturo Michelena, Valencia,
Venezuela.
1977 Segundo Premio. Salón Nacional de Grabado, Maracaibo, Venezuela.
1976 Premio Cerámica Carabobo. Salón Nacional Artes del Fuego, Valencia,
Venezuela.